Muerte sin sufrimiento / Güero
Un año después del comienzo de la pandemia declarada por la OMS (Organización Mundial de la Salud), el Covid-19 sigue acaparando titulares, ya no por contagios o número de decesos, sino por los esquemas de vacunación que prometen disminuir los estragos del Coronavirus en el último año.
En México, se tienen en la mira las próximas elecciones intermedias, la relación con el presidente entrante de Estados Unidos, la aprobación del cannabis y las posibles reformas a la constitución por los amparos promovidos que detienen las modificaciones a la iniciativa energética del ejecutivo.
En el viejo continente las cosas son distintas y distantes a la realidad que atraviesa nuestro país. Concretamente en la Madre Patria, desde este 18 de marzo del año 2021, España se convierte en el quinto país en el mundo que regula la eutanasia. A la nación ibérica le anteceden la aprobación y regulación por los países bajos (Holanda, Bélgica, Luxemburgo), y Canadá. En Colombia dicha práctica es legal, pero no está reglamentada. Nueva Zelanda prevé que para finales de año entre en vigor la ley. Por su parte, en algunas regiones de Estados Unidos y Australia la práctica de intervención para poner fin a la vida también está permitida.
Un tema polémico y controversial, sin duda, pero importante en las agendas de las naciones que consideran dar la posibilidad a sus ciudadanos de optar por una intervención deliberada ante el supuesto de sufrir un padecimiento crónico, degenerativo e irreversible, cuya expectativa de mejoría o cura es nula.
El diccionario de La Real Academia Española define eutanasia como: Intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura y/o Muerte sin sufrimiento físico.
En las definiciones resaltaría los siguientes términos: “sin perspectiva de cura” y “muerte sin sufrimiento”. Aquí se menciona una alternativa para personas cuyo padecimiento es grave, cuyo presente es equivalente a sufrimiento físico y emocional. Ya lo afirma el adagio popular “no es lo mismo ver al toro desde la barrera que bajar a torearlo”, haciendo alusión a que no es igual quien ve desde fuera, desde lejos este tema que quien lo padece. No pretendo entrar en conflictos éticos, morales o religiosos, simplemente trato de plasmar el parecer de familiares, amigos y pacientes que han atravesado por ese calvario.
El séptimo arte nos ha presentado desde hace décadas el dilema de la eutanasia. La película más reconocida y condecorada con 14 premios Goya de la Academia Española Cinematográfica, en el año 2005 fue el largometraje “Mar adentro”, dirigida por Alejandro Amenábar y protagonizada por Javier Bardem. Inspirada en hechos reales, este filme narra la vida de Ramón Sampedro, quien lleva casi treinta años postrado en una cama al cuidado de
su familia. Su única ventana al mundo es la de su habitación, junto al mar por el que tanto viajó y donde sufrió el accidente que interrumpió su juventud.
Desde entonces, su único deseo es terminar con su vida dignamente. La llegada de dos mujeres alterará su mundo: Julia, la abogada que quiere apoyar su lucha y Rosa, una vecina del pueblo que intentará convencerle de que vivir merece la pena. La luminosa personalidad de Ramón termina por cautivar a
ambas, que tendrán que cuestionar como nunca antes los principios que rigen sus vidas. Él sabe que sólo la persona que de verdad le ame será la que le ayude a realizar ese último viaje.
En los países donde la eutanasia es legal, su práctica supone entre el 1% y el 4% del total de fallecimientos anuales. La experiencia internacional sugiere que las cifras serán más reducidas al principio e irán en aumento según crezca el conocimiento sobre la ley entre la ciudadanía, los profesionales sanitarios y las propias administraciones.
La vida es un regalo, el término de la misma ante ciertas circunstancias, imprevistas, no deseadas, es sin duda, una decisión, una elección individual.
La opinión de César Omar Ramírez de León: Empresario, maestro en psicoterapia gestalt adultos y capacitador en gestión efectiva de recursos humanos.